Una aventura

Esta historia va sobre un lugar. Un lugar, en el que todo el mundo esta invitado a soñar. Un lugar, donde se pueden ver paisajes sorprendentes. Un lugar, en el que se guardan miles de recuerdos en las mentes de las personas, y se van traspasando de unas a otras. Ese lugar, no solo esta en los cuentos, también existe en la realidad, y es un pueblo.

En este pueblo, puedes encontrar sitios, sitios que te pueden hacer viajar con solo cruzar una puerta o un riachuelo, y convertirte, de repente, en un personaje de ficción. Como este arco de piedra, que te invita a cruzarlo para transformarte en Bilbo Bolsón en una de sus aventuras; o la entrada a un misterioso mundo como el árbol de Alícia. Lo bueno, es que cada persona, puede imaginarse donde estará tras cruzarlo, y volar al sitio que quiera, y aunque solo sea por un periodo de tiempo, se agradece.

En este pueblo, como la mayoría de las cosas, envejecen, se rompen, empeoran... Pero hay un sitio, en donde permanecerán como las recordábamos. Como esta cabaña. Aún recuerdo el día en el que la pusimos en pie. La estructura de piedra ya estaba ahí, con lo que nos aprovechamos un poco de ella. Recuerdo cuando los mas mayores del grupito, colocaron los troncos que servían de viga maestra. Luego, poco a poco, fue tomando forma. Que sí troncos para acabar el techo, sofás y sillas para descansar, posters para decorar un poco, incluso teníamos una especie de escoba para quitar la porquería. Teníamos ahí nuestro pequeño hogar. Y aunque vosotros veáis un puñado de mierda, yo, en mi memoria, puede verlo todo tal y como estaba el primer día.

También mencionar, que en este pueblo, como en casi todos, en fiestas, hay una tradición. Bueno, mas que una tradición, yo diría que es un juego, un juego entre la vida y la muerte. Si, las corridas de toros. No es que este a favor, al contrario, me parece fatal que se torture al pobre animal, o que los maten, pero tampoco soy tan extremo, correr un poco delante del toro y dar algo de espectáculo no es cruel, mas bien es eso, una prueba de demostrar tus reflejos, una prueba para afrontar tus miedos. Entre otros de mis turnos de la partida, el que mas cabe a destacar, es a la vez el que estuvo mas cerca. Un callejón seguido de una rampa, la rampa con una valla, debajo de la valla, una explanada, ¿qué se me ocurre?, pues esperar al toro en la rampa, para cuándo venga, saltar la valla y quedar bien. Pero, por indecisión, o por que aún lo veía muy lejos, o por simple miedo, estuve esperando demasiado. También es verdad que el toro podía optar por no bajar la cuesta y seguir recto, con lo que al saltar, me hubiera sentido un poco cobarde. Pues saltando, aún pude mirar un poco de reojo al toro, y ver sus cuernos muy cerca de mi... el corazón me iba a cien, dos segundos mas pensando, y no se que hubiera pasado. (En la vida, no hay una cámara siempre grabando todo lo que haces, por lo que me ha tocado hacer este dibujo, que es una mierda, para que engañarnos, pero da una visión mas o menos exacta). En esta ocasión, gané la partida a la muerte.

Lo único malo que he podido comprobar, es que el tiempo, también afecta a las amistades. Tampoco es que antes fuera el mas popular del grupo, pero no se. Simplemente he vuelto a verlos, desde lo lejos, ni una palabra, ni siquiera se si me habrán reconocido. Pero contaba con ello. Así que, no tenía mejores cosas que hacer que escuchar música y tocar la guitarra. También llevaba los patines, pero el suelo allí también esta viejo, y apenas hay un sitio en donde poder practicar.

¿Qué cual es este pueblo? 

.Side.