miércoles, 3 de agosto de 2011

Patinadas por Barcelona

Ya hemos vuelto. Ha sido un viaje increíble, y más duro de lo que esperábamos. Pero, rebobinemos hasta el Lunes.

Lo más razonable hubiera sido dormir toda la tarde-noche del domingo y la madrugada del Lunes, pero con las ganas que tenía de subir al tren junto a los nervios, no pude hacerlo, con lo que a las 3 de la mañana aún andaba despierto por casa. Conseguí dormir algo así como una hora, con lo que sobre las 5 ya estaba otra vez rondando por la casa. Empecé a meter todo en la mochila, y no sé como, pero conseguí que cerrará.
Cuando ya estaba todo preparado, subimos al coche, y fuimos hacía la estación de Joaquín Sorolla.

Al llegar, ya estaban Dani y Jose, y al rato llegó Jaime. Estando ya todos, nos metimos dentro, pasamos la zona de rayos X, y a embarcar. Aunque estábamos situados en distintos vagones, optamos por ocupar una zona para 4 personas, y si en algún momento alguien iba ahí, separarnos. De película, nos pusieron una española, "Una hora más en Canarias", y no era cuestión de verla, así que charlamos, escuchamos música... lo normal en un viaje. Conseguimos llegar sin ningún problema hasta Castellón, pero ahí ya, nos tocó irnos cada uno a su asiento, con lo que el tirar de Ipod fue fundamental.

Sobre las 09:40 el tren ya había completado el trayecto y ya estábamos en Barcelona. Salimos de la estación, y nos paramos en una especie de plaza para llamar a la hermana de Jaime para saber hacía dónde teníamos que ir. Cuando ya lo teníamos claro, nos pusimos los patines, y en camino. En nuestro pequeño recorrido, pudimos comprobar que los carriles bici eran una pasada, ya que estaban por la carretera, junto a los coches, y tampoco vimos mucho más, lo único así que mencionar, el graffiti que había en una fachada.

Llegamos casi a nuestro destino, nos quitamos los patines, y a andar unos 5 minutos. Ya estábamos en la casa de la hermana de Jaime, donde nos invito a subir y a desayunar. Tras estar un rato, y jugar con el gato, nos acompañó a lo que sería nuestro piso temporal. La casa estaba en el centro de Barcelona, a 1 calle del ayuntamiento. Lo que más nos sorprendió fueron las escaleras, que apoyabas el pie y te ibas para atrás. También las puertas, que nos sacaban como cuatro cabezas. Entramos a lo que sería nuestra habitación, dejamos las cosas que sabíamos que no nos harían falta, y a bajar las malditas escaleras. Una vez abajo, nos pusimos los patines, y fuimos hacía el puerto.

Al llegar al puerto, teníamos a la derecha la torre de Colón, y la izquiera kilómetros de puerto y playa por recorrer. Pero lo primero era lo primero, ir a la derecha para conseguir un mapa en el puesto de información. Cuando lo pedí, me quede de piedra, costaba un euro, no es que sea una cantidad desproporcionada, pero cuando hacía 2 años nos habían dado tres o cuatro gratis, me parecía raro. Después de esto, volvimos por donde habíamos ido y seguimos tirando por todo el puerto. Llegó un momento en el que se convirtió en playa, y el suelo seguía siendo genial. Seguimos patinando, y no sé por qué empezamos a seguir a un patinador, para ver si nos llevaba a alguna parte. Al rato, llegamos a un sitio donde el suelo estaba de puta madre, además de estar las marcas de los conos en el suelo. Sin habernos dado cuenta, el patinador anónimo nos guió hasta un spot de slalom. Pusimos los conos, y nos asentamos.

Estuvimos unas 2 horas ahí. Practicamos, no solo slalom, también derrapes y frenadas; comimos; seguimos patinando... y todo esto con todo el sol dándonos su calor. Cuando ya estábamos algo cansados de ese sitio, recogimos los conos y seguimos el camino. Nada más salir del spot, llegamos a una fuente, que pensábamos que iba a estar muy caliente, pero nos equivocamos, el agua estaba helada. Fue ahí cuando la nominamos "agua mágica". A los 20 minutos o así, llegamos a una bajada, y como no, nos tiramos por ella, y llegamos a un suelo que estaba de puta madre, con sombra y con los puntos marcados. Sí, estábamos en el Fòrum, otro spot de slalom, y por lo que veíamos, mil veces mejor. Nos quedamos otro buen rato. Descansamos, planificamos ruta, seguimos practicando... de todo un poco.

Acabamos yendo por la diagonal, que por cierto tenía un carril en medio para peatones, con un suelo exquisito, para parar en la sagrada familia. En el trayecto vimos la torre agbar "El pollón" y a Jose casi lo atropellan cruzando. Podemos decir que el suelo que rodea la sagrada familia es una auténtica mierda para patinar, de el peor suelo de Barcelona, suponíamos que por ser la parte antigua. La vimos un rato, y nos fuimos de camino al piso.

Llegamos, nos quitamos los patines, y subimos las infernales escaleras. Entramos en nuestros aposentos, y nos fuimos duchando. A mí me toca el segundo, y he de decir que lo pase realmente mal a la hora de secarme, ya que no había llevado toalla. Así que me toco agarrar el pantalón limpio, y secarme con él. Todo un espectáculo. Cuando ya estábamos todos limpios y vestidos, salimos a la calle para andar un poco, buscar cena y conocer el entorno a la finca. Conseguimos llegar hasta la plaza de Catalunya, lugar al que teníamos que ir el día siguiente, pero ya que estábamos ahí, teníamos que entrar. El Hard Rock de Barcelona. La verdad, es que no hay nada como verlo en Halloween, pero no me quejo. Lo único que no me gusto fue la tienda, que tenía muy pocas cosas, y me toco comprar la camiseta típica, pero no me quejo. Luego seguimos por la Rambla, y Jaime y yo nos compramos un Kebab para cenar, y luego al piso otra vez.

Cuando ya habíamos acabado de cenar, y no teníamos nada mejor que hacer, nos asomamos al balcón y empezamos a llamar a las personas que pasaban, para ver si se giraban. Sobre las 23.00, bajamos otra vez para ir a un pub irlandés que Dani había visto, para tomarnos algo, echar un billar, y como no, alegrarnos la vista, con la noche de fiesta de Barcelona. Al terminar, volvimos a subir al piso, y decidimos, aunque nos costó un rato, salir a patinar, ya que, ese era uno de los motivos del viaje, hacerlo por la noche. Dejamos todo, nos pusimos los calcetines, cogimos los patines y bajamos. Al llegar abajo, Jaime se dio cuenta de que los sucios seguían dentro de sus patines, así que los dejo en un hueco de la pared, y a la vuelta los cogería. Salimos a la calle, y volvimos a ir al puerto, a hacer algo de la ruta de la mañana. Sobre las 3 de la mañana volvimos a casa, nos sentamos en las escaleras de abajo, Jaime cogió sus calcetines, nos quitamos los patines y las camisetas, y subimos las malditas escaleras, que ahora más que nunca, eran peor. Pusimos los sacos orientados hacía la ventana, y a dormir. Decir que yo no tenía nada, con lo que dormí en el suelo y con la mochila llena de ropa de almohada. También que a esas horas, estábamos muertos de calor, y parecía que sería así toda la noche. Pero de eso nada. Sobre las 5 de la mañana ya se notaba el frío, y Jaime y yo optamos por cambiarnos a la habitación contigua, para poder dormir a gusto las horas que nos faltaban.

A las 11.00 ya estábamos todos más o menos de pie, y decidimos ir a Carrefour para comprar todo lo necesario para el resto del día. Subimos al piso, cogimos lo imprescindible, los patines los dejamos, y fuimos a andar un poco. Jose se fue a comer con unos amigos, y nosotros al Arco del triunfo. Llegamos y comimos, y matamos un poco por allí el tiempo. Luego llego Jose, que primero se había perdido y no sabía como llegar, y nos fuimos al parque de la Ciutadella, para ver la fuente que a mi me había enamorado hacía dos años. La vimos, y nos tocó volver al piso. Subimos, ordenamos todo un poco, y salimos a dar nuestra última vuelta. A la hora, volvimos, recogimos nuestras cosas, y dejamos el piso. Bajamos las escaleras por última vez. Fuimos a la parada de metro más cercana, y de vuelta a la estación. Salimos del metro, entramos, y esperamos hasta que pudimos embarcar en el tren. Mencionar, que cuando esperábamos a que llegara, vimos pasar un tren de dos pisos. Barcelona is different. Llegó nuestro tren, y esta vez, cada uno se sentó donde le tocaba, y si eso ya nos juntaríamos después. Nos pusieron la película "Sígueme el rollo", de Adam Sandler, pero no pasaron ni 3 minutos, y la cambiaron por "No controles", otra película española que NO iba a ver. Así que, a tirar de Ipod.

Cuando ya estábamos por Castellón, nos juntamos Dani, Jose y yo, para concluir el viaje. Llegamos a la estación, grabamos el vídeo de despedida, y nuestros caminos se separaron.

¿Habrá próxima? Eso no se sabe, lo único claro, es que si la hay, será mejor.

.Side

No hay comentarios:

Publicar un comentario