Bueno, después de unos días de descanso, ya va tocando contar todo lo vivido este año en Barcelona.
Antes de empezar con toda la movida, cabe destacar lo vivido la noche anterior al viaje:

Metí la ropa que necesitaba y mis ocho ruedas en la mochila, junto a la cena; cogí la guadaña y me monte en la bici, me despedí de mis padres, y me puse en marcha hacía el piso. Allí, todo parecía normal a mi llegada, pero poco a poco, la casa se fue transformando en una película de terror. Que si una enfermera loca por un lado, una kendo asesina muy sexy, un hombre invisible con gafas de sol, otra enfermera muerta hecha una pena, una chica gorro un tanto rara y una muerte con manos de humano. Cuándo ya nos habíamos vestido y maquillado para la ocasión, saque mis queridísimos NRK de la mochila y me los puse, siguiendo el ejemplo de mis compañeros. En total, salimos del piso seis personajes, cuatro con patines y dos con bici. La ida hacía el Palau fue interesante. Allí por donde pasábamos, la gente se quedaba mirándonos como si fuéramos unos bichos raros, pero no nos importaba, ellos no sabían lo que iba a suceder esa noche. A nuestra llegada al Palau, todo parecía como una película; más de 30 personas en patines disfrazadas para la ocasión. Y allí nos acoplamos a cuatro personas que nos estaban esperando, entre ellas un payaso loco y Hannibal Lecter. ¿Otros disfraces curiosos?, claro, Regan MacNeil, Drácula, Frankenstein, momias, muertos, psicópatas... resumiendo, todo tipo de criaturas espeluznantes. En la ruta, como ya se podía esperar, la gente de a pie se nos quedaba mirando, sorprendida, como si no se pudieran creer lo que estaban viendo, incluso algunos estaban grabando con el móvil para demostrar que lo que habían visto era real. Fue una gran noche, y en vez de haber gritos de terror, hubieron muchas risas.
Después de todo, tocaba quitarse el maquillaje, los disfraces y bajar los pies a la tierra, aunque solo fuera por un par de horas. En el camino hacía mi casa, fuimos de la forma más rápida que se nos ocurrió para llegar lo antes posible, las cuatro chicas en dos bicicletas con sus respectivas mochilas y yo con mis Fila. Al final fuimos andando, ya que quedaba bastante tiempo y no quedaban ganas para pedalear, así que ralentizamos el ritmo. A nuestra llegada, cada uno de nosotros hizo lo que ya se había acordado anteriormente: Carla y Marien se acostaron para coger algo de fuerzas; Brianda y Tamara se quedaron en el ordenador buscando sitios para hacer la ruta que horas después haríamos; y yo, a la ducha y a prepararme la mochila.
Llegada la hora, tocaba sacar de la cama a las marmotas, que costo unos diez minutos, y una vez preparados todos, en marcha a la estación de autobuses. Cuatro en un coche, y Brianda, por segunda vez gracias a mi, viajando en moto. Llegados a nuestro destino, se podía apreciar ya a mucha gente esperando algo, así que nos unimos a ellos. Las chicas aquí empezaron con su bromita de que parecía un travesti, dado que el maquillaje de los ojos no se me había ido del todo. Entre risas, aparecieron dos autobuses que aparcaron frente a todos nosotros... era la hora de subir a ellos para emprender el viaje esperado durante semanas. Los primeros minutos en el autobús fueron, como decirlos, muy violentos. Menos mal que disponía de mi ipod para transportar algo coherente por mis odios hasta el cerebro, de lo contrario, se hubiera suicidado repentinamente. ¿Por qué?, simplemente por los comentarios realizados por uno de los organizadores, que aunque la mayoría de gente se reía, yo me quedaba flipando.
Primera parada para descansar y primeras impresiones del viaje. Los cinco estábamos como locos de llegar pronto, de poder pisar esa majestuosa ciudad. Aparte, que algunos habíamos vencido al sueño, y no podíamos dormirnos, con lo que la espera se ampliaba.
Por fin, pude ver el primer síntoma de que habíamos llegado. Mis ojos se iluminaron al ver el municipio donde los hermanos Muñoz se han criado, y de donde he escuchado varias historias sobre ellos, Cornellá de Llobregat. Si hubiera tenido aunque hubieran sido solo un par de horas libres, sin dudarlo hubiera ido a ver cada rincón.
Al bajar del autobús, de podía ver una inmensa cola de gente cosplayada. Como se había acordado, dejamos allí a Car-Ma y nosotros nos fuimos, como el año anterior, a ver Barcelona.

Empezamos yendo a uno de los sitios que más cautivaron nuestros corazones el año pasado, el metro. Al llegar allí, vimos salir de la estación a un asesino que iba a marcar tendencia este año... the murderer of the spoon. Compramos los billetes y fuimos hacía la Plaza Catalunya, como cuando nos reencontramos el año anterior. A nuestra salida, pudimos ver los magníficos edificios que nos rodeaban, como la Fnac, o El corte ingles, nada comparables a los que tenemos aquí. Un par de fotos y a seguir con nuestro camino. El siguiente destino eran las ramblas, aparte de por ser una calle impresionante, teníamos que desviarnos en un par de sus callejuelas para encontrar sitios importantes. El primero de esos sitios era el Mercat de la Boqueria. Resumido en dos palabras: una pasada. Todos los puestos tenían una pinta excelente, y allí los aromas se mezclaban con el aire, dando al estómago una razón para pedir comida. Cuándo conseguimos salir de allí, nos pusimos en camino al Museu de l'Eròtica, pero andando por callejuelas, lo dimos por perdido, aunque, más que nada, solo era curiosidad. Seguimos el trayecto, y nuestro próximo destino era el Museu de Cera. Al llegar, se podían ver varias figuras puestas por la fachada, y nuestras ganas de entrar aumentaban. Pero al llegar a la puerta había un problema, el museo estaba cerrado, y no abría hasta después de tres horas, así que decidimos en no entrar, y si nos sobraba tiempo, iríamos. Luego, nos metimos por un callejón, que iba a parar a un bar, pero no uno cualquiera, era El bosc de les fades. Cuándo cruzamos la puerta, parecía como si hubiéramos llegado a otro sitio, como si hubiéramos salido de Barcelona. Todo el local, absolutamente todo, estaba decorado como si fuera un bosque. Árboles en vez de paredes; troncos que subían hasta el techo, y a su alrededor una tabla, para formar la mesa; faros colgados de los árboles, que aunque no iluminaban todo, le daban un aspecto misterioso; incluso había como una pequeña charca, con estalactitas por encima. Un verdadero regalo para la vista, que a mi parecer, es como si estuviera dentro de uno de los discos de Mägo de oz, La ciudad de los árboles. Al salir, emprendimos el viaje, continuando con La Rambla, para llegar al Mirador de Colom. Un par de fotos y seguimos hasta llegar al lugar donde acabo nuestra aventura el año pasado, las escaleras del puerto. Dónde pudimos disfrutar del mar a la vez que recuperábamos energías. Mencionar, como no, a las grandes protagonistas de la comida, a las gaviotas que acudían para ver si podían pillar aunque solo fueran unas migajas, y según mi opinión, no comieron nada mal. Mientras tanto, apreciábamos el Telefèric, que nos hubiera gustado mucho subir, pero íbamos justos.

Al acabar de reposar, nos pusimos de pie, cogimos nuestras mochilas, y al camino. ¿Próximo destino? El Parc de la Ciutadella. Al llegar, debatimos entre los tres si entrabamos en el zoo, pero al final decidimos que no, ya que el tiempo por partida doble no iba muy bien, así que a seguir caminando, hasta que llegamos a una especie de lago con bichos acuáticos donde se podía alquilar una barca y pasear. Fue un rato bastante divertido, ya que pusimos en práctica nuestras habilidades con los remos. Luego, llegamos a un lugar donde nos quedamos con la boca abierta, La Font de la Ciutadella. Acto seguido, fuimos al Arc de Triomf, donde nos reunimos con Car-Ma, para acabar yendo a Rambla Catalunya, 34. Imagino que esto no os dirá nada, simplificando, el edificio donde se rodó la película “REC”. Después, cogimos el metro, y directos al salón del manga, a cenar a un bar que ellas tenían echado el ojo del año pasado. Al salir, nos encontramos con Vanian, y por fin “cumplí” mi promesa del verano de que iría a verle. Finalmente, llegó la hora de subirnos al autobús e ir al hotel, después de un día tan duro.
Una vez allí, tocaba enterarse en que habitación dormíamos, aunque daría igual, ya que dormimos los cinco en una. Luego era la hora de quitarse las zapatillas y cambiarse de ropa, preparar los despertadores, y una vez hecho todo, de dejarse caer sobre la cama y cerrar los ojos.
Al despertar, se veía un cielo algo nublado, síntoma de que no haría un buen día, pero nos daba igual, ya que íbamos a entrar todos al salón. Nos vestimos, guardamos todo y a recepción, con los demás. Al salir, como ya se preveía, se puso a llover, y Tamara que es muy lista, se había llevado un paraguas por si los casos, cosa que le vino bien a una chica cosplayada, que le preguntó si podía llevarla. Brianda uso un mapa enorme de Barcelona que había cogido de la mesa de recepción, donde al menos cabían tres personas apretadas. Una vez en el bus, como las tres veces anteriores, ipod, y a esperar.
La parte del salón voy a intentar contarla de la forma más rápida posible. Llegamos a la entrada, compramos las entradas, y para dentro. Se podían canjear por mangas, cosa que Bri y yo no hicimos, pues preferimos guardarnos la entrada de recuerdo. Luego empezamos a dar vueltas por allí, en donde yo iba muy perdido, pues no me sonaba nada de nada. Después en la sala de los video juegos, Bri probó el Fable III; Carla bailó la canción de Poker Face, y acto seguido lo hizo Bri, con la peculiaridad de que a su espalda la bailaba también Carla, que se ve que se quedo con ganas de más; luego, como no, tocaba una canción a la guitarra y batería del guitar hero a manos de las gemelas, que por cierto, fue un pequeño desastre; luego tocaba saltar en un entretenido juego donde “manejas” una balsa y tienes que coger puntos mientras desciendes por aguas salvajes, en el cual Marien y yo les pegamos una paliza a Bri y Carla; y por último, unas clases de conducción dadas por las cuatro chicas. Al lado de esta sala, había otra en donde se hacían preguntas sobre series, y después de esa, sobre canciones de animes, que Bri-Car-Ma participaron. Ninguna pasó de la primera ronda, pero lo hicieron muy bien. Luego una de las cosas que me encantó, fue el ramen, que aparte de los fideos largos, llevaba zanahoria, trozos de carne... una delicia. Por último, lo más entretenido fue la ginkana. Quitando las preguntas y lo de dibujar una zampakutoh, las pruebas fueron:
1ª - Teníamos que crear un Haiku.
2ª - Car-Ma tenían que llevar un chico alto, y nosotros a un no-muerto.
3ª - Tocaba cantar una canción, que eligieron la de Conan.
4ª - Crear letra de un anime y de canción una ya hecha. La hicimos de Pokemon.
5ª - Tocaba representar una escena, que también elegimos de Conan. Donde pintamos a Marien con un rotulador, en plan de que el autor del crimen había dejado una huella, yo hacía del inspector, que me equivocaba de culpable, entonces llegaba Bri de Conan y me dormía, haciéndose pasar por mi y descubriendo al autentico criminal.
6ª - Adivinar y dibujar un personaje.
Al acabarla, había que salir ya de allí, pero nos costaba mucho, aunque cada uno tenía su propia razón de no abandonar el recinto, pero había que volver ya al sitio de reunión para coger el bus que nos traería de vuelta. Y ya, como costumbre del viaje, al subir al bus, ipod. En la parada de reposo, nos pusimos todos juntos para hacer la foto oficial del viaje. Unas horas después, veíamos de nuevo nuestra querida ciudad, aunque se nos hiciera raro.
En resumen, un gran viaje, pero lo que más hizo especial ese viaje fueron ellas, que desde aquí, pese a que me sentí solo en algunos momentos del viaje, quiero darles las gracias, pero no solo por el viaje, sino por todo. Gracias chicas por estar siempre ahí.
.Side.