lunes, 13 de junio de 2022

Expediente Nº10833, Un festival inesperado


- Tengo una entrada disponible de una amiga que no viene hoy, ¿te vienes?
-Venga, acabo de trabajar, voy a casa, cojo el coche y me tienes allí en cuatro horas.

Y así es como se forja esta aventura. Después de trabajar de 14h a 22h un sábado en Decathlon, con la locura y el cansancio mental que eso provoca, salir disparado como una bala por la puerta, a contrarreloj, que a las dos de la mañana toca Itaca band, y tengo que llegar cuanto antes. Son unas cuatro horas de viaje, ya voy con algo de retraso. Igual me pierdo un par de canciones, no es tan grave. Vamos, sube a casa, deja la bici, coge algo de cena, ropa y al coche. Mierda, al coche no le queda gasolina, tengo que pasar por la gasolinera. Ya salgo pies de hobbit, nos vemos en un rato. Las 22:40 y aún no he salido de Valencia, que mal, me voy a perder más de media hora de concierto. Bueno, igual si le aprieto un poco puedo recortar unos minutos. Venga Abel, música a tope y a hacer kilómetros. Castellón. Tarragona. Qué bien, por cada hora que paso en la carretera adelanto 10-15 minutos la hora de llegada, me da de sobra para ver todo el concierto. Barcelona. Menudo sueño me está entrando. Este último tramo se me está haciendo eterno. Vic. Parking. Ahí está ella. Al fin.

Parece tan irreal que esté aquí. Hace cuatro horas estaba saliendo de trabajar en Valencia un sábado, y ahora ya es domingo y estoy en Vic, Cataluña. De pronto suena la primera canción, el concierto acaba de comenzar, toca correr. Bajamos la colina corriendo. Está oscuro. Tenemos que ir con la linterna del móvil. Por poco nos matamos intentado bajar por una pendiente cubierta de arena. Las risas empiezan a surgir. Menuda manera de conocerse. Seguimos corriendo. La música cada vez se oye más fuerte. Ahí está la entrada. Y el escenario. Las luces. Tenemos que parar un momento para que me de la pulsera. La ponemos, le hacemos un nudo, y para dentro. Ya está, aquí estamos, pasan un poco más de las dos de la mañana, suena Itaca band, y la felicidad se apodera de mí.

Y así, con el concierto acabado, decidimos ir a ver las estrellas a algún sitio, y aprovechar la noche. Pero lo que vemos es más el amanecer que otra cosa, porque con las horas que se han hecho... Y el cansancio se apodera de nosotros, y nos vamos a dormir. No sin antes tener que volver al coche, ya que se ha dejado las llaves olvidadas dentro. Y así pasa el domingo, entre locuras de pieses, unos macarrones desechos y risas, hasta que llega la hora de volver a casa, a Valencia, que mañana lunes entro a las 09:00.

Es una locura, sí, salir a las 22h de trabajar un sábado, pegarse cuatro horas de viaje, llegar el domingo a las dos de la mañana, estar dieciocho horas en Vic, con un concierto incluido, pegarse otras cuatro horas de vuelta, llegar a las 00h del lunes a casa, y tener que levantarse a las 08h para ir a trabajar. Pero es lo que hace de la vida algo interesante.

¿Cuál será la siguiente aventura?

.Abel