400 metros, 3 años, 9 meses y 20 días me separan ahora mismo de dos momentos.
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Una llamada les indicaba que en unos pocos minutos estarían en la puerta, que estuvieran a la vista. Así que se levantaron, y fueron enfrente de la puerta, a esperar que aparecieran. El chico, nervioso, esperaba sentado encima de un pilar. Un grupo de cuatro personas se acercaba, debían de ser ellos. Lo eran, puesto que saludaron a Jaime, y cruzaron la calle.
De entre todas las presentaciones, solo pudo quedarse con una. Briadna... o al menos es lo que él entendió. La noche avanzaba más rápida de lo que hubiera querido. Los recuerdos que ahora conserva de esa noche son escasos, pero especiales, guardados bajo llave. Recuerda la cabeza de Bri, apoyada en su pierna, y sus dedos deslizándose por su cabeza. Recuerda el camino a casa de Jaime, el brazo de Bri apoyándose en sus hombros; su mano, agarrada a su cintura. Recuerda a Bri durmiendo en una habitación, y al otro lado de la puerta entrecerrado, aguarda sentado, contra la pared, mirándola. También recuerda el momento en el que la ayudó a ponerse las zapatillas... Aquella noche tan lejana cambió su vida por completo.
Dos semana después ya les había invitado a casa para pasar la noche. Por su mente pasa el momento de preguntarle que quería de beber para tener una excusa de estar a solas con ella. Un mes y medio después ya estaba celebrando el fin de año en casa de ella. Pero unos días antes, él le pegaba una paliza al ping-pong, y ella horas después le pegaba patadas en sueños.
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Y ahora, en estos instantes... miles son las sensaciones y pensamientos que se pasean libremente por mi cabeza, haciéndome sentir nostálgico. Solo de pensar que te has ido... Creo que todavía no llego a asimilarlo, pero pronto llegará el momento de hacerse a la idea.
Ahora te has ido... y eso solo nos va a demostrar lo fuertes que somos realmente. Tu luz no se va a apagar, se va a hacer más fuerte, para que no se pierda en la oscuridad. Cierto que habrán días en los que nos quedemos sin fuerza, pero nos apoyaremos siempre. Esto no va a ser el final. Por mucha que sea la distancia y por mucho tiempo que pase, no dejaremos de ser los que somos.
Brianda, gracias por aparecer en mi vida aquel 31 de Octubre de 2008. Gracias por todo lo bueno que me has dado, y por todo lo malo que me has quitado. Estos dos años que vienen lo van a cambiar todo, y va a ser duro, pero así es la vida. Ahora me duele, que el último recuerdo que tenga tuyo sea el de tu figura subiendo al tren, que te lleva a este increíble viaje que te espera. Pero nos veremos pronto. Sobretodo, cuídate, y recuerda que a dos mil kilómetros de distancia, estaremos nosotros, impacientes por volver a verte. ^_^
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