lunes, 28 de febrero de 2011

Premios Óscar '11

¿Quien iba a pensar que acabaría viendo los Premios Óscar en directo? Ni yo me lo esperaba. Y menos comentándolo con una persona. Una de las cosas por la que más pereza me daba hacerlo, era la hora, ya que era por la madrugada, y al día siguiente iría muerto a clase. Eran las doce de la noche, y no empezaba hasta dos horas después, así que a la cama, a descansar ere par de horas para reposar. Al levantarme e ir al ordenador, me encontré con que Carla se había ido a dormir, me puse a buscar algún sitio para verlos en directo, pero no encontraba ninguno, así que me puse la radio. Al poco rato, me encontré con que Bri estaba conectada, y mencionar que gracias a ella, pude desconectar la piedra y verlos online.

Unos premios sin bastantes sorpresas, pero con la emoción de siempre. Y como no, mencionar los momentos que me encantaron:

· Cuando Cate Blanchett salió a presentar el Óscar al mejor diseño de vestuario y al mejor maquillaje, que sonó de fondo la BSO de El señor de los anillos, en homenaje a su papel de Galadriel.

· Cuando sonó la canción de Star Wars.

· Cuando Natalie Portman ganó su primer Óscar, al igual que Christian Bale.

· Cuando al final, los niños cantaron el "Over the rainbow" de "El mago de oz", y cuando terminaban, salieron todos los premiados, y de fondo, el camino de baldosas amarillas y la ciudad esmeralda.

Bueno, el año que viene nos espera otra ceremonia, y espero poder disfrutarla tanto como esta.

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viernes, 18 de febrero de 2011

SAW VII (3D)

Entusiasmo, eso es lo que sentía cuando estábamos entrando al cine. Por fin, la saga Saw ha llegado a su fin (al menos eso es lo que dicen, aunque hallan comentarios que dicen que habrá una octava), y la verdad, es que no me he llevado ninguna decepción, ha sido tal y como me lo esperaba: noventa minutos hechos para cerrar la historia volviendo al principio. Por fin se ha hecho justicia en ese mundo, y el que lo estaba haciendo mal le toca pagar, aunque antes dejará muchas vacantes en el cuerpo de policía. Estoy alegre y triste al mismo tiempo, ya que se cierra una etapa, una etapa de 7 años esperando a que llegara Octubre/Noviembre para ir al cine a ver una nueva película, aunque quien sabe, como he dicho antes, puede que saquen otra.

 A parte de la película, también estaba contento ya que mis amigos estaban ahí conmigo, que una vez más, les agradezco que me acompañaran a verla, creo que si no es por mi, no hubieran seguido tanto Saw como lo han hecho hasta ahora. Gracias por venir a compartir conmigo ese gran momento. Os quiero.

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jueves, 3 de febrero de 2011

London '11

"Por fin había llegado ese fin de semana tan especial que los niños tenían una vez al mes, en el que pasaban la noche en casa de un simpático viejo, y escuchaban historias alucinantes. Como era de costumbre, cuando llegaban, los padres se quedaban como mucho diez minutos hablando entre ellos, para saber como les iba todo, y después se iban, dejando a los pequeños en manos de aquel anciano. Cenaron, y a los pocos minutos, el señor puso un taburete delante de la chimenea, se sentó, y les dijo:"
- Venid aquí niños, poneos cómodos. Esta noche os voy a contar una aventura que sucedió hace mucho tiempo. Veréis:

- Todo empezó un día de Noviembre, cuando Carla nos propuso de hacer un viaje a Londres, haciéndonos un pequeño presupuesto. Al principio todo parecía un poco irreal e imposible de realizar, ya sea por la economía, o razones de estudios, o lo que se presentara; pero a principios de Diciembre, siendo increíble, ya teníamos en nuestras manos los billetes del vuelo y el hotel reservado.

Los días pasaban volando, como si el calendario quisiera que disfrutáramos lo antes posible del viaje. Y antes de que nos diéramos cuenta, solo quedaban 4 días, y los nervios comenzaban a salir, mayormente por no saber que meter en la maleta.

Por fin llegó el día esperado, y madrugamos para poder llegar bien al aeropuerto. Esto también incluye a mis padres, como no, que me llevaron al aeropuerto. Los demás llegaron en metro, no a la vez, debido a que Carla quería desayunar y Marien no encontraba el secador de pelo. Cuando ya estuvimos todos, fuimos a pasar el control de equipaje, donde todos pasamos sin problemas, a pesar de que el detector de metales pitara cuando Alex pasó. Más tarde, estando en la cola para embarcar, iba una chica comprobando los billetes, y al llegar a Tamara, decíamos: ¡inmigrante! ¡te van a llevar de vuelta a tu país!... y ella nos dedicó una vez más, su mágica pero imperdonable mirada chunga. Pero ahí no se quedo todo, al llegar a mí la chica, y cogerme el DNI, se puso seria y dijo que era falso. Al escuchar eso, la cara de Bri empalideció. Pude ver en sus ojos que me miraban fijamente y decían: ¡Es que lo sabía! ¡Ya te decía yo que en la foto sales demasiado joven! ¡Como no vayamos a Londres!... Su cara cambio drásticamente cuando la chica se hecho a reír, pues entendió que era una broma, y no pudo evitar ponerse roja y soltar una risa nerviosa. Después llegó otra mujer, pero esta vez más seria, y parecía decidida a no dejar subir al avión a aquel que portara una maleta con peso superior a diez kilogramos. Primero fue el turno de Bri... y cinco kilos, sin problemas. Luego fue el turno de Carla, que consiguió meter la maleta con algo de esfuerzo. Estábamos todos en tensión y... ¡uuuhhh!, ocho kilos. Por último, y la que más miedo teníamos, quedaba la de Marien, que si hubiera metido un kilo y medio más, hubiera tenido que facturarla. Celebramos a gritos que nuestras maletas hubieran pasado el reconocimiento.

Llegó el momento de embarcar, y teníamos que pasar por un pequeño control policial de identidad, donde todos pasamos sin sustos, excepto Tamara, que se quedaron su DNI un rato más de lo normal. Al acabar, entregamos los billetes a las de la compañía, que eran las mismas que comprobaron todo antiguamente, y directos al pasillo para subir al avión. Pero no fue así, tuvimos que bajar y caminar hasta él. Subimos las escaleras, y nos metimos dentro. Hicimos un poco de tapón por qué había que entregar los billetes a las azafatas, y los habíamos guardado, así que nos toco volver a sacarlos. Con todo ya aclarado, pasamos al interior a buscar sitio. Los asientos estaban distribuidos de tres en tres y a dos lados, así que lo tuvimos fácil. Al lado izquierdo y de ventanilla a pasillo: Alex, Tamara y Bri. Al lado derecho y de ventanilla a pasillo: Carla, Marien y yo. Y del vuelo tengo poco que contaros, ya que nos dedicamos a leer algunos y a dormir otros.

Al cabo de unas dos horas, el avión había completado el trayecto con éxito, y al bajar del avión, puño heavy en alto... estábamos en Londres. Entramos en el aeropuerto, e íbamos súper perdidos, todo era nuevo para nosotros. Y siguiendo la corriente de gente, llegamos a una especia de control, en donde pensábamos que nos preguntarían el propósito de nuestro viaje. Al llegar a la ventanilla, tan solo pedían el DNI, nada más. Cuando ya pasamos todos, seguimos andando por el aeropuerto, buscando la manera para ir a la ciudad. Aquí Brianda tuvo un "fail" como una casa, y es que había un cartel indicando un bus, una flecha a la derecha, su precio, otra flecha, y la ciudad; y se ve que no entendió el significado y decía que fuéramos a la derecha, siguiendo la flecha. Lo mejor fue que en esa dirección había una pared. Al final dimos con el puesto que vendía los billetes de bus, los compramos, y tuvimos nuestro primer contacto con los "pounds"... pero eso no es nada, comparado con el lío que más tarde tendríamos con el resto de las monedas.

Del viaje a la capital tampoco hay mucho que contar, tuvimos nuestro primer contacto con la manera que tienen allí de conducir, y contemplabamos el verde paisaje.

Llegamos a "Baker Street", y pisamos por primera vez una de las majestuosas calles de Londres. Recuerdo que yo incluso bese el suelo. Como habíamos acordado, lo primero sería ir al hotel para dejar todas las cosas, así que buscamos la parada de metro más cercana, nos metimos, y nos encontramos con nuestro primer dolor de cabeza. Cuando nos cansamos de dar vueltas, empezaron a preguntar, y dimos con una señora que nos explico que las tres líneas que nos dejaban en el hotel, estaban cerradas los fines de semana,  con lo que teníamos que hacer transbordo. Una de las cosas que más nos sorprendió, fue que el metro era como un tubo, o según Marien, como un supositorio; y que iba super rápido. Al llegar el nuestro, tuvimos que meternos como pudimos, y eso conllevo a entrar por puertas distintas, y cuando se cerraron las puertas, a Marien y a mi estuvieron a pocos centímetros de estrujarnos la cabeza, ya que la velocidad de cierre era bastante rápida. Después de esto, pudimos ver desde dentro como Alex y Bri se habían quedado fuera, con una cara en plan de: ¿Por qué?. Pero se ve que alguien los vio desde dentro y pulsó un botón que no habíamos visto, y pudieron entrar. El resto de nuestra estancia en el metro acabo ahí, ya no nos volveríamos a ver, "nunca más".

Salimos de la parada "King's cross St. Pancras", y fuimos al hotel. Al llegar, dimos la reserva, y a pagar. Eramos cincuenta libras más pobres. Nos dieron las tarjetas para poder entrar al hotel y a la habitación y nos explicaron un poco las cosas. Fuimos a nuestro cuarto, que por suerte estaba en la planta baja, y resulto ser de dieciséis camas distribuidas en ocho literas. Dejamos las cosas que no íbamos a necesitar, cogimos lo necesario y nos fuimos a buscar un sitio para comer. Al salir, Tamara utilizó la típica cabina roja alta de teléfono para llamar a su casa.

No fuimos muy lejos, pues a cinco minutos de salir del hotel, nos encontramos con un Kebab, y dado que preparaban una comida que tenían que probar si o si, para dentro que nos metimos. Todos excepto yo se pidieron una típica comida londinense, el "Fish and chips", mientras que yo escogí una salchicha rebozada con patatas. Resultado final: ellos acabaron a rebentar, que casi no podían moverse. Cuando íbamos a pagar, Carla protagonizó el primer número en Londres: fue a salir de la mesa, intentando no tropezarse con nada, y ¡clash!, tiró un plato al suelo, y tras rebotar tres o cuatro veces contra el suelo, al final se rompió.

Salimos de ahí, y para nuestra sorpresa, ya se estaba yendo el sol. Y empezamos a andar, sin ninguna dirección en particular. Tanto caminamos, que acabamos llegando al Tamesis. Antes de esto, recuerdo que apareció corriendo un chino de una forma muy extraña, y Alex y Tamara se quedaron en plan de: ¡Abel! ¿Por qué corres así?. Si, me confundieron con un chino enano. Bueno, siguiendo con la historia. Bajamos a un paseo que había al lado del río, y caminamos a lo largo de él. Todo era precioso: los puentes, el agua, las farolas, los edificios... era un aspecto distinto al que estabamos acostumbrados. Por el paseo, empezó Marien a decir que se meaba, y para nuestra desgracia, no pararía hasta hacerlo. Llegamos a una zona de restaurantes, y Marien ya no aguantaba mas, así que nos pusimos a buscar un baño. Estábamos en una plaza rectangular, y empezamos en una esquina preguntando. Nos mandaron hasta la otra punta, y al llegar, no encontramos nada. Volvimos a preguntar, y nos mandaron a la otra punta, y una vez más no encontramos nada. Finalmente, vimos a un policía en la última esquina, y su respuesta fue que estaba fuera. Nuestra deducción: querían echanos de la plaza discretamente. Al final, pudieron entrar a un restaurante. Mientrastanto, Alex se estaba fumando, y cuando vió que una mujer salía del restaurante con un cigarro, le preguntó amablemente si tenía uno, a lo que ella le contestó que no de una manera un tanto desagradable. A lo que yo dije a sus espaldas y en español que como la viéramos salir después con uno, la matábamos.

Por fin llegamos a nuestro destino: "Tower bridge". Nos hicimos una sesión entera de fotos, ya que Carla probaba las distintas funciones de la cámara. Al llegar al puente, nos econtramos con un grupo de españolas, que nos pedían que les hiciéramos una foto. Al hacerla, nos quisieron devolver el favor y nos hicieron una a nosotros. Seguimos nuestro camino y vimos un cártel donde decía que la ruta de "Jack the ripper" comenzaba a las 18:40, con lo que llegábamos demasiado tarde. Pero en vez de desanimarnos, fuimos a la parada de metro, y para nuestra sorpresa, ahí estaba un grupo de gente, y dos hombres anunciando el tour. Algunos no teníamos ganas de ir, pero al final nos convencieron, y Carla me dijo que me invitaba, a lo que le contesté que luego no iba a devolverle el dinero... se rieron de mi. Al resumen, fuimos recorriendo las calles, pisando la historia del sanguinario asesino de prostitutas. Eso si, hacía muchísimo frio, y para que mentir, no me entere de nada, ni siquiera de los años que decían, que según yo, era el 9092.

Al terminar, cogimos un bus, y al hotel. Cuando llegamos, Bri y yo nos quedamos un rato en la sala de abajo, que tenía un buen ambiente de fiesta. Cuando ya habíamos visto un poco todo, subimos a la habitación, a dormir después de un duro día.

"Al terminar, uno de los niños levantó la mano, pidiendo permiso para hablar"

- ¡Oh! Dime Jack, ¿que pasa?
- ¡Es que me estoy haciendo pipí! ¿Puedo ir al baño?
- ¡Ah! Claro que puedes. Ves, y luego proseguimos con la historia.

"En cuanto abandonó la habitación, una niña levantó la mano"

- ¿Te puedo hacer una pregunta?
- ¡Oh! Por supuesto Erika, dime.
- ¿Por qué a Londres?
- Eso es muy difícil de responder a eso. Supongo que podríamos haber elegido cualquier otro sitio. Pero imagino que lo escogimos por su atractivo.

"Pasaron unos minutos, y Jack volvió, entonces el viejo pudo continuar con su historia"

(Segundo día)
- Bueno, seguimos. Nos despertamos sobre las seis de la mañana, demasiado pronto para lo que estábamos acostumbrados. Nos preparamos con el menor ruido posible, tratando de no molestar a los demás habitantes de la habitación número cinco. Cuando bajamos a desayunar, vimos todo lo que había, y la verdad es que no estaba mal, típico desayuno, pero en abundancia. Cuando estábamos sirviéndonos los cereales, una chica nos escucho hablar español, y nos preguntó de donde éramos. Al decírselo, se quedo boquiabierta, y nos dijo que ella también. Al preguntarnos el barrio, y contestarle, puso una cara de: ¡me han cambiado la ciudad!. Resultó que ella era de Palencia y había habido un lío tremendo. Resumiendo: leche, cuatro tipos de cereales, tostadas, zumo de naranja, café... lo que quisieras.

Salimos del hotel y a caminar. Fue impresionante la visión: todas las calles estaban desiertas. No había nadie, ni siquiera coches, nos quedamos a cuadros. Mientras caminábamos, dijimos experiencias de la noche anterior, y nos quedamos con una que nos contó vuestro tío Alex cuándo entró en el baño, que parecía como si:


- Me quito el maquillaje, ¡a la mierda!. Cojo el rollo higiénico, lo meto en el lavabo, abro el grifo, ¡que bonito!. Me quito el maquillaje, ¡a la mierda!



- Bueno, ese día teníamos como principal destino visitar el "British museum", pero no se pudo hacer debido a que el cargador que le había comprado Carla a la cámara no funcionaba, y eso que era universal. Así que a lo tonto, llegamos al Soho, un barrio de Londres, bastante alegre y transitado. Nos paramos en un "costa caffe", a descansar un poco y a tomarnos algo caliente para reconfortarnos. Seguimos caminando y caminando, y llegamos, no se si por casualidad o por que querían, al barrio chino. Parecía como si hubiéramos girado una esquina, y hubiésemos sido teletransportados a China. En eso que, se nos hizo la hora de comer, y buscábamos un sitio bien de precio para llenar los estómagos. Cuando conseguimos que las gemelas olvidaran el pato, vimos un buffet bastante barato, y tenían mucha variedad de comida, así que, a dentro.
Uno, dos, tres... muchos viajes desde la mesa hasta la comida, había que comer hasta que no pudiéramos más. Recuerdo que al final de la comida, empezamos a reírnos, no se el fin, pero era tentar a la suerte el meterte un trozo de comida o de beber en esos momentos. Tal fue así, que unos trozos de comida acabaron en mi nariz. Al terminar, vino el camarero con la cuenta y tal, y nosotros al estar riéndonos como locos, Brianda soltó la muletilla: ¡They are idiots! Y al acabar de pagar, le dijo: ¡Muchas gracias tío bueno! Fue una de las comidas más entretenidas que pueda recordar.

Después de todo esto, decidimos ir a la casa que "Sir Arthur Conan Doyle" destinó a unos de los personajes más famosos en la historia de los crímenes: "Sherlock Holmes". Llegamos al 221B de Baker Street, y entramos en la planta baja de al lado, que era como un museo dedicado a él. Bri, Carla y Tam compraron las entradas para subir al piso, mientras que Marien se quedó a esperar dentro, y Alex y yo nos salimos fuera. Y aquí, permitirme que os cuente algo que puede que a Alex no le hada mucha gracia, y es que estaba que se fumaba encima, y había un cigarro en el suelo casi entero y encendido, y claro, el mono es el mono. Bueno, al terminar la visita, bajaron con una gran sonrisa dibujada en la cara, debido a que habían visto muchas cosas de las que habían leído. Luego, cruzamos la calle, y entramos a la tienda de "The Beatles", que, generalmente, no se veía ninguna otra cosa que no fuera de ellos. Salimos, y pensamos en ir hasta "Abbey road", pero estaba muy lejos y algunos estaban cansados, así que al hotel. Carla y Marien cogieron un autobús, y el resto andando, y de paso a comprar la cena. Al poco rato, llegamos a un "Tesco", y estaba todo bastante bien de precio,pero lo que más nos llamó la atención fue una promoción de: Sandwich + Bebida + Papas a £2. Cuando fui a pagar, no se que me preguntaron, pero dije que no. Luego resulta que era si quería una bolsa. Y luego a ... no se qué de "Khlav Kalash". Llegamos al hotel, cenamos, y a la cama.
Ahora recuerdo una cosa que no os he contado, y es que antes de entrar al buffet, en una tienda china, vieron las galletas de chocolate que salían en una serie de dibujos: Shin chan. Así que decidieron comprarlas.

(Tercer día)
Y así llegamos a la mañana siguiente. Esta vez, nos despertamos media hora después. Al bajar a desayunar, estaba tan lleno, que nos tuvimos que ir a una de las mesas del fondo. Terminamos, subimos a la habitación, cogemos las cosas, y a seguir viendo cosas. Esta vez, llegamos hasta la estación de "King's cross", donde no podíamos esperarnos la decepción que vendría. Íbamos buscando el andén 9 y 3/4, y tras mucho buscarlo, y de preguntar, lo encontramos. Pero no estaba como habíamos visto en las fotos, sino que estaba puesto en una pantalla de plástico representando la pared de verdad, que en esos días, estaban reformando, con lo que lo habían puesto así.
Pero bueno, no habíamos ido hasta allí para nada, así que nos pusimos a hacer fotos. Cada uno a su estilo: Marien se subió encima, como si hubiera cogido velocidad y se hubiera subido; Alex se puso haciendo fuerza hacía fuera, como si no quisiera ir a Hogwarts; Tamara se subió abierta de piernas; Brianda se sentó en la cesta, entrando de espaldas; Carla se puso tumbada a lo ancho del carro; y yo... yo simplemente me puse como si estuviera entrando, nada original. Luego, unas cuantas fotos más haciendo el tonto, y nos despedimos de nuestro sueño infantil de entrar por esa pared para coger el tren que nos llevaría al colegio de magia y hechicería.

Salimos de ahí, y ya que estábamos cerca, fuimos al mercado de Candem. Solo una palabra: ¡increíble! Un montón de establecimientos, cada uno tan increíble como el anterior. También nos llamó bastante la atención las fachadas, ya que viéndolas, ya se podía saber la especialidad de la tienda. A la hora de comer, entramos en un recinto, donde había una amplia selección para comer, y lo mejor de todo, es que cuando pasabas por delante, te daban la opción de probar algo, para que, por si te gustaba, comieras ahí. Finalmente, cogimos de China y de Italia. Los sitios para comer también son para recordar, ya que, en vez de bancos de madera, teníamos las partes traseras de vespas. Al terminar, y hacer un poco el tonto, seguimos caminando por dentro del recinto. Lo que más nos llamo la atención, fue una tienda, una tienda con un aire del futuro, donde podías encontrar camisetas que brillaban en la oscuridad, paraguas con forma de katana...

Al acabar de ver todo y comprar, llegamos hasta "Regent's park", por donde queríamos pasar para intentar llegar por segunda vez al paso de cebra. Caminamos y caminamos, sin saber exactamente por donde estábamos, hasta que llegamos a una calle. Diez minutos después de estar andando por ella, nos dimos cuenta de que era una rotonda situada en medio del parque. Con toda nuestra inocencia, volvimos a meternos dentro del parque, y cuando ya llevábamos unos treinta metros, vimos en la puerta, como si dos hombres estuvieran cerrando la valla. Esto no nos lo hubiéramos creído de no ver a una pareja corriendo hacía allí. Pues nada, todos a correr, y como Marien iba coja, tocó llevarla a caballo. Tras este pequeño improvisto de que cerraban el parque, tuvimos que aplazar la visita a "Abbey road", y volver al hotel.

Esta vez la cena iba a tener un poco más de clase. Compramos tallarines y tomate, ya que la noche anterior, vimos que en la cocina del hotel se podían preparar cosas. Llegamos, y nos pusimos manos a la obra. Recuerdo que no quedaban cazuelas libres para hacerlos, excepto una, pero debido a su tamaño, era para un regimiento. Pero eso a Brianda le dio igual, la cogió, la lleno de agua, e intento ponerla en algún fuego. Pero eso no fue posible, ya que dificultaba a los demás, con lo que tuvimos que esperarnos a que alguien terminara. Cenamos bastante bien, y nos fuimos a la habitación. A eso que estábamos a lo nuestro, cuando entró en la habitación una chica nueva, y esta vez hablaba español. La visión que tuve momentos después solo la puedo describir con una frase que dijo Carla: se quita el sujetador y tiene... ¡2 penes!

- Bueno niños, -dijo el anciano- creo que ya va siendo la hora de que nos vayamos a la cama, es muy tarde.
- ¡Pero yo no tengo sueño! -le dijo una niña rubia de ojos azules-.
- ¡Yo tampoco! -dijo otro niño-.
- Eso imaginaba, pero Alex, Maximilian, no podemos seguir con la historia, ya que vuestros hermanos están cansados, y a mi me pesan ya los años. Venga, va, a dormir.

"Las horas pasaron volando, como si el deseo de los niños de que llegara la mañana para seguir con la historia les hubiese sido concedido. Sin darse cuenta, llegaron a la cocina, en donde les esperaba un apetecible desayuno. Con el estómago ya lleno, y una vez sentados, le pidieron al viejo que prosiguiera con la historia, a lo que no se negó."

(Cuarto día)
Bueno, seguimos con la historia. Salimos a la calle, camino del "British museum", y nos encontramos con nuestro tercer cartel curioso: el primero, recuerdo que era que a una persona se le había perdido un par de guantes; el segundo, que se había perdido un elefante; y el tercero, que al parecer, un niño había perdido una muñeca.
Finalmente, llegamos al museo, y al entrar, vimos unas sillas de ruedas. Resultado: Marien terminó sentada en una de ellas. Fuimos por todo el museo, y en tan solo unas horas, pudimos ver pedazos de la historia de Egipto, Roma, Grecia... y muchas de sus curiosidades. También la montamos un poco con los ascensores para ver algunas salas, ya que no sabíamos como funcionaban. En el primero, era simple, para subir tres escalones, y tampoco pasa nada. Pero en el segundo, lo llamamos y yo, al no saber como funcionaba, abrí de golpe la puerta, a lo que los vigilantes, me decían que lo hacía automáticamente, y Carla al subir, se quedó atascada. Un caos.
Nos sentamos, y decidimos que aunque nos faltaran cosas por ver, lo dejaríamos, y si nos quedaba alguna tarde libre o lo que fuera, lo acabaríamos de ver.

Cogimos un bus, para llegar hasta el parlamento, y en el trayecto, a la ingeniosa cabeza de Marien, no se le ocurrió ninguna otra cosa que decir que el "Big ben" era amarillo y estaba al lado del reloj. ¡Toma ya! 153 años de historia tirados por el retrete. Sesión de fotos en él, y al lado, estaba el Tamesis con una vista estupenda al "London eye", así que, unos minutos más haciéndonos fotos. Seguimos nuestro camino, y acabamos en la mismísima puerta del "Buckhingham palace". Hasta vimos a los guardias estirarse, pero no iban de rojo como esperábamos, ni tampoco podías tocarlos. Seguimos la ruta marcada por el "Green park", hasta llegar, a uno de los sitios que más ganas tenía de visitar: ¡El grandioso Hard Rock Café!


Como cuando un niño entra a una tienda de chucherías, así me sentía en aquel momento. Busque las camisetas que me habían gustado cuando las mire por su web, y encontré mi segunda opción, que al verla fuera de una pantalla de ordenador, me gusto mucho más, y me la compré. Luego, nos pusimos a ver la decoración, pero nos parecía poca cosa. En eso, que vimos unas escaleras, que parecían conducir a otra sala, y preguntamos si podíamos bajar, a lo que nos contestaron que si, que en un momento. Bajamos, entramos en una sala, y... una de las mejores salas que he visitado en la vida. No puedo explicaros lo que sentía en ese momento, me encontraba en una sala rodeado por las guitarras, bajos, ropa y accesorios de los más grandes del rock. Kut Cobain, Sting, Gene Simmons, Steve Vai, Slash, Keith Moon, Bob Dylan, John Lennon, Jimi Hendrix... un paraiso.
Al salir, nos quedamos con ganas de más, no nos podíamos creer que ya estuviera. Y así fue. Nada más cruzar la calle, ¿con qué nos encontramos? Pues con el Hard Rock Café, que resulta que habíamos estado en el Hard Rock Shop. A diferencia de otros, allí estaban separados. Entramos, y eso si que si era lo que esperábamos. Dos plantas enteras repletas de maravillas. Me llevo un buen recuerdo.

Luego fuimos buscando un McDonalds, que finalmente encontramos al lado de los "Harrods", algo que teníamos que visitar. Así que, a dentro, a comer, y, quinto Mcdonalds que se une a la lista junto al de España, Italia, Holanda y Portugal. Después entramos al Harrods, y todo muy bonito y muy caro. Al acabar, intentamos llegas al "Science museum", pero cuando llegamos, no nos dejaron entrar, ya que estaban cerrando. O eso, o que al entrar, les dieron miedo, ya que las chicas entraron todas a la vez por un hueco de la puerta giratoria, y montaron un número. Así que al hotel, y a prepararse para nuestro último día.

(Quinto día)
Llegó el día en el que teníamos que dejar el hotel, y volver a meter todo en las maletas para vivir nuestro último día. Nuestra primera parada, como prometimos el día anterior, era ir al Museo de ciencia, y así fue. Llegamos, dejamos las maletas y abrigos, cogimos una silla de ruedas para Marien, y a verlo. A la entrada, había una tienda de regalos, con lo que nos pusimos a tocas todo lo que podíamos y más. Y si, como no, a uno de nosotros se le calló una especie de linterna que iba con una dinamo, y se rompió. Menos mal que no nos vio el guardia. Minutos más tarde, la misma persona (Alex) protagonizó otra escena, que tanto se acerco a ver algo que estaba expuesto, que se pego una ostia contra el cristal, se ve que estaba demasiado limpio. Vimos todo el museo, y habían cosas bastante interesantes, vimos como serían nuestros hijos y como seríamos de viejos, nada fuera de lo normal.

Salimos y a andar, y en eso, que entran en otra tienda de regalos, y a la que sale Tamara, riéndose, y me viene a contar algo, pero se interrumpe la escena por qué el viento se llevaba el billete que tenía en las manos. Lo consigue coger, y se sigue riendo. Resulta, que por un "For present", la había liado dentro de la tienda.
Al acabar, unos nos fuimos a un Starbucks, para encontrar algo de paz, mientras que Bri y Tam se iban al Primark, a ver si compraban algo. Já. Y en el starbucks, alucinante, parecía como si se hubiera parado el mundo, y que todas las personas dejaban su atareada vida de lado para disfrutar de un momento de paz y tranquilidad. Nosotros igual. Ya que no teníamos nada que hacer, pues decidimos disfrutar de ese momento. Tanto fue así, que estuvimos como dos horas ahí, sentados, disfrutando de los últimos minutos que estaríamos en Londres. Y aquí empezamos a dibujar cada uno al resto con respecto a nuestra visión del viaje.
Salimos de ahí cuando ya se estaba haciendo de noche, y fuimos hacía la parada del bus que nos llevaría al aeropuerto. Cuando la localizamos, la dejamos atrás para poder llegar definitivamente, a la calle en donde la mítica banda londinense de "The beatles" grabaron su disco "Abbey road" y además se hicieron la foto de la portada. Llegamos, y bueno, lo que nos costó hacernos una foto, ya que cuando llegaba un coche, se apartaban, y una señora que había por ahí, nos decía que se paraban, pero nada. Lo más curioso es que estábamos haciendo la foto de una manera, y yo dije de hacerla al revés, por si acaso. Al final, nos quedó una sesión de fotos muy chula, y el recuerdo de haber pisado la misma calle que ellos casi cuarenta años después.

Al llegar a la parada del autobús, nos pusimos a recordar películas de nuestra infancia para pasar el rato. Y llegamos a mencionar muchas de ellas, y lo que sentíamos con cada una de sus escenas. Finalmente, llegó el bus, y unas dos horas después, sobre las once de la noche, llegábamos al aeropuerto. Buscamos un sitio en donde poder pasar tranquilamente las seis horas que teníamos que esperar. Cenamos, e intentamos ponernos cómodos para dormir, eso si, vigilando siempre el panel de horarios, ya que no sabíamos donde teníamos que embarcar. Unas dormían, otros lo intentaban, otros seguían con los dibujos...
Así, aunque a algunos se nos hicieron más pesadas las horas que a otros, tocaba ir a pasar el control de maletas, y al avión. Aquí, la lista de Marien no saco la pasta de dientes, y le abrieron la maleta para buscar lo que ellos consideraban como peligroso. Seguimos, y bajamos a un lugar para embarcar. Se pusieron a adelgazar las maletas, por si pesaban más de diez kilos, y todo para nada, ya que llegada la hora, no hicieron la comprobación de peso/medida. Y cuando quisimos darnos cuenta, ya estábamos sobrevolando nuestra querida Valencia.
Y bueno, nos bajamos del avión, salimos, y volvimos a casa.

Y como últimas curiosidades, os diré los premios otorgados a cada uno:
· Casi asesinada por los coches: Brianda (1)
· Mayor número de veces de tirar el mapa al suelo: Carla (1)
· La que más se ha reído (Bastante difícil de decidir): Marien (1)
· Confusión de monumentos: Marien (2)
· Mayor número de eructos: Alex (1)
· Mayor número de tropiezos: Tamara (1)
· Más golpes con la cama: Carla (2)
· Mayor pasotismo en un museo: Carla (3) ("Solo es piedra" o "No voy a subir las fotos")
· Peor foto: Marien (3)
· Menor número de palabras inglesas entendidas: Yo (1)
· Más veces dichas la frase "me meo": Marien (4)
· Más monedas encontradas: Tamara (2)
· Peor guía en un parque: Carla (4)
· Palabra más rara: Tamara (3) ("Ozocientos pounds")
· Mayor anti-vacilación: Tamara (4) ("Tienes monos en la cara")
· Mejor imitación de X-men: Brianda (2)
· Mayor estupidez hecha en tienda de regalos: Marien (5) (Con la camiseta de el pato Donalds)
· Mejor matemática: Tamara (5) ("Si 100€ son 84 pounds, 1€ son 1,84 pounds")

"De pronto sonó el timbre. Eran los padres, que venían ya a recoger a sus hijos."

- Bueno niños, eso es todo por este fin de semana. Espero que no os hayáis aburrido mucho y que os haya gustado la historia. Vuestros padres ya han llegado. Id con ellos, y ya nos veremos pronto, que hay muchas historias encerradas en esta cabeza que quieren salir.

"Y con el final de estas palabras, todos los niños le dieron un fuerte abrazo y se despidieron. Cuando el último niño cruzó la puerta, dejando al anciano solo, cayó por su cara una lagrima. Se acababa de dar cuenta de que esos niños eran ahora su vida, y sus recuerdos... y lo que más quería en el mundo entero."

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